lunes, 2 de septiembre de 2013

Filemón y Baucis


Qué alegría volver a saber de vosotros querid@s amig@s y poder compartir con todos vosotros unas líneas de sentimientos y conocimientos. Este mes seguimos con la temática de la mitología griega y he querido reflejar las aventuras de Filemón y Baucis, que aunque no son tan conocidos como Zeus o Hera, tienen que ver mucho en el hilo que une los dioses con los mortales y viceversa.

Voy a dedicar esta historia a las personas que no creen en nada, ni en nadie, para demostrar que con la honradez y el trabajo se puede conseguir estar al lado de los Dioses y ellos a la vez, de vez en cuando les gusta bajar a nuestro mundo para sentir lo que nosotros sentimos, es decir, que cada segundo, minuto, hora o día pueden ser los últimos de nuestras limitadas vidas. Por eso, debemos de centrarnos en hacer las cosas lo mejor posible y ayudar a los demás. Las envidias, iras, disgustos y demás maldiciones que tenemos, hay que dejarlas a un lado para llegar a realizar algo bueno por alguien y sin contra prestación. 


Sin más dilación vámonos al Olimpo de los Dioses, donde quedará eternamente reflejada esta historia mitológica, donde Filemón y Baucis, que eran matrimonio, fueron los únicos de su localidad que permitieron entrar en su casa a Zeus y Hermes.

Filemón era un viejo y pobre campesino que vivía con su esposa Baucis en la ciudad de Tiana (Capadocia). Un día, Zeus y Hermes, tras un viaje transformados en mendigos, llegaron a la ciudad en medio de la tormenta, y allí pidieron a sus habitantes un lugar para pasar la noche. Tras la negativa del resto, sólo Filemón y Baucis les permitieron entrar en su humilde cabaña. Después de servir comida y vino a sus invitados, Baucis notó que a pesar de llenar varias veces los vasos de los visitantes, la jarra de vino estaba aún llena, de lo que dedujo que aquellos foráneos eran en realidad deidades. 

Pensando que la humilde comida servida no era digna de tales invitados, Filemón decidió ofrecerles el ganso que guardaban en casa, y que era su único animal. Pero cuando el campesino se acercó al ave, el animal corrió hacia el regazo de Zeus, quien aseguró que no era necesario tal sacrificio, pues debían marcharse. El dios avisó al matrimonio que iba a destruir la ciudad y a todos aquellos que les habían negado la entrada. Les dijo que deberían subir a lo alto de la montaña con él, y no darse la vuelta hasta llegar a la cima. Ya allí, la pareja vio su ciudad destruida por una inundación que provocó Zeus.


Sin embargo, Zeus había salvado su cabaña, que posteriormente fue convertida en templo. Cuando Zeus les ofreció un deseo, el matrimonio pidió ser sacerdotes del santuario y estar unidos para siempre, muriendo uno al mismo tiempo que el otro. Tras su muerte, Zeus los convirtió en árboles que se inclinaban uno hacia el otro: a Filemón, en roble; y a Baucis, en Tilo. El nombre del asteroide Baucis es en honor a esta mujer.


The crowds shouted, the gods have come down to us in human form.